4 sept 2009

Daniela Senn






















Allanamiento

La piel transparente no aprendió a proteger
dejando al descubierto maldiciones
combustiones internas desforestando cada suspiro.

En medio de mi mano crece un ojo
acusado de espía.

Los momentos pasan por sí solos
echándome a un lado, exiliada
trepo el pedestal donde dejé mis alas.

La memoria no sabe de amnesia.

Desde arriba, seres imaginarios me dan la bienvenida.

Y la piltrafa terrestre
Hijos de la bestia cristiana
no robarás, no matarás.
El continuo saqueo de entrañas
invasiones infructuosas llamadas a corroer
la corona abandonada del espíritu

Exijo que olviden para siempre su lenguaje.


Andamio

Aunque yo, envuelta en la claridad que no es pureza,

no pueda creer y escribir a la vez,

sostuve seres humanos en medio de la cosificadora catalepsia

en el ciclo aborigen del espermio virgen.

El mundo acaba si lo dejas caer.

Voy a tomar el humo con mi mano,

las cenizas con mi lengua tenaza.

Calcinada.

Irás en horizontal compuesto de brazos

Múltiples cauces sin señales

No sabrás de melodías automáticas.

Nada tiene raíz

ni ha sido escrito sobre piedras.

Una colmena clama silencio por su reina.

El cuerpo amonestado de humores.

Salientes.

Y por los dedos cortezas.

Yo tuve en mi mano diez balas negras.


SOS

Las letras son las sombras de la marea

subyugadas a quienes desean verse

emergen del fondo por entre los espacios oxigenados

Y si no hubiésemos llenado la ciudad

de edificios y casinos

escucharíamos de una isla a otra

el eco del alarido acuático

reclamando clamando

repitiéndose repitiéndose

yéndose.

0 comentarios:

Publicar un comentario