Allanamiento
La piel transparente no aprendió a proteger
dejando al descubierto maldiciones
combustiones internas desforestando cada suspiro.
En medio de mi mano crece un ojo
acusado de espía.
Los momentos pasan por sí solos
echándome a un lado, exiliada
trepo el pedestal donde dejé mis alas.
La memoria no sabe de amnesia.
Desde arriba, seres imaginarios me dan la bienvenida.
Y la piltrafa terrestre
Hijos de la bestia cristiana
no robarás, no matarás.
El continuo saqueo de entrañas
invasiones infructuosas llamadas a corroer
la corona abandonada del espíritu
Exijo que olviden para siempre su lenguaje.
Andamio
Aunque yo, envuelta en la claridad que no es pureza,
no pueda creer y escribir a la vez,
sostuve seres humanos en medio de la cosificadora catalepsia
en el ciclo aborigen del espermio virgen.
El mundo acaba si lo dejas caer.
Voy a tomar el humo con mi mano,
las cenizas con mi lengua tenaza.
Calcinada.
Irás en horizontal compuesto de brazos
Múltiples cauces sin señales
No sabrás de melodías automáticas.
Nada tiene raíz
ni ha sido escrito sobre piedras.
Una colmena clama silencio por su reina.
El cuerpo amonestado de humores.
Salientes.
Y por los dedos cortezas.
Yo tuve en mi mano diez balas negras.
SOS
Las letras son las sombras de la marea
subyugadas a quienes desean verse
emergen del fondo por entre los espacios oxigenados
Y si no hubiésemos llenado la ciudad
de edificios y casinos
escucharíamos de una isla a otra
el eco del alarido acuático
reclamando clamando
repitiéndose repitiéndose
yéndose.
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